No me gustan los carnavales, de hecho no me gusta mucho ir de fiesta. Mejor dicho, no me gusta nada la fiesta. Tampoco la Nochevieja ni estar en sitios donde para hablar hay que gritar directamente al oído.
Disfrazarme nunca me ha apasionado, tal vez de pequeña para no ir a clase por la tarde.
Un dia de estos, ya tarde, casi de noche me encontré con un tipo vestído de Drácula y me dió tal susto que casi me tienen que ingresar. Fué al girar una esquina y ahí estaba el, con la capa, los dientes, la sangre roja, pálido, repeinado hacia atrás y los ojos enrojecidos. Le dije que vestido así por la calle alguien podría asustarse...me contestó que estábamos en carnaval, que en que mundo vivo.
Le contesté que en mi mundo no hay carnaval y de paso le felicité por su atuend. Me dió la mano y al girarme solo vi una niebla espesa y silenciosa que se alejaba por la calle Mallorca.
Me temo que no era un disfraz...
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